El Cristo del Buen Viaje es la figura principal de una historia popular en la Isla de Margarita, y es muy querido y admirado por todos los lugareños como el Cristo Milagroso. Anualmente, los creyentes feligreses en el poblado de Pampatar se reúnen para festejar las fiestas del Cristo del Buen Viaje donde cumplen sus promesas honrando a este celestial Cristo.
Su figura sale del templo para recorrer las calles en compañía de música, flores multicolores y fuegos artificiales en una gran procesión a orillas del inmenso mar; la creencia relata que esta imagen arribó a Pampatar para quedarse eternamente y que Dios quiso que viajara en el Bergantín Santa Lucía para establecerse en las orillas de las hermosas playas.
Los habitantes de la región cuentan que el Cristo quiso ser trasladado a Santo Domingo en una embarcación, la cual no pudo partir de Pampatar debido a la sospecha de una fuerte tormenta, razón por la que los navegantes tuvieron que dejarla allí. Se encontró un escrito que contaba lo sucedido. Decía que el cielo y el mar presentaban las condiciones ideales para realizar el viaje, cuando repentinamente, el cielo se nubló y el mar se tornó bravío, lo cual impidió el viaje. Los navegantes decidieron revisar la mercancía que llevaban en la embarcación, y consiguieron en aquel entonces el milagro de Santa Lucía, luego descubrieron una caja donde consiguieron el ensamble de una cruz de donde colgaba la figura de un Cristo con el rostro más triste nunca antes visto, fue tal el impacto sobre los navegantes que decidieron bajar al Cristo del barco, a partir de ese momento el cielo y el mar permanecieron en calma y en total esplendor. Fue en ese instante que confirmaron que el Cristo quiso quedarse en Pampatar. Con el paso del tiempo fue creada una iglesia para el Cristo del Buen Viaje, al cual se le encomiendan todos los habitantes de esta isla al emprender cualquier viaje que los distancie de este lugar.